Luego de casi un año de lucha tenaz contra la COVID-19, duele que profesionales y directivos con tantos asuntos grandes por solucionar, deban desgastarse en una alerta constante sobre un tema convertido en asignatura pendiente para los cubanos: el distanciamiento social.
Es cierto que los abrazos y los besos hacen mucho bien al alma, y desde hace más de 300 días han estado prácticamente vedados entre los humanos, pero el momento lo impone, de lo contrario el riesgo de contagio es inminente entre amigos y colegas que muchas veces no saben que portan la enfermedad.
Muchos alegarán que en la idiosincrasia del cubano está tatuado ese permanente acercamiento al otro, porque nacimos con los genes solidarios, o por esa convivencia acostumbrada desde la primera infancia, en el círculo infantil, la escuela, la guagua, el trabajo… sin embargo, los tiempos que corren ameritan repensar ese don del gracejo criollo, por lo menos en las colas y en cualquier lugar donde permanecen más de tres personas.
Si en un semestre podemos aprobar asignaturas tan difíciles -y no menciono a ninguna especialidad porque cada carrera tiene la suya-, entonces: ¿cómo no sacar sobresaliente en la comprobación diaria que se nos hace luego de 10 meses conviviendo con la pandemia?
Hay cubanos enfrentando el pandemonio desde el propio comienzo de la llegada del virus, en la zona roja de verdad, dentro y fuera de Cuba, y los otros cubanos que estamos en la calle no somos capaces de lograr lo más sencillo, distanciarnos, como nos han llamado cada día las máximas autoridades del país.
Pero hay cubanos creando vacunas para salvar no solo a los millones de compatriotas, sino a parte de la humanidad, mientras los que pululamos por el asfalto hacemos caso omiso del reclamo diario del Doctor Francisco Durán.
El distanciamiento social no es solo para aplicarlo en las escuelas, y como padres y abuelos exigirles a los maestros por el cumplimiento de éste a fin de proteger la salud de los hijos, de los escolares; es también para esos padres y abuelos, quienes olvidan mantener distancia en las colas, cuando reciben visita, o en cualquier lugar.
Distanciamiento social resulta también respetar el aislamiento recomendado en casa cuando alguien es posible contacto o sospechoso de un caso positivo. O en el momento de esperar por los resultados de los exámenes conocidos popularmente como PCR.
Las cifras alarman en los últimos tiempos, mas, comencemos a asustarnos desde antes, cuando alguien se nos acerca tanto, tanto, que podemos ser contagiados, es la única manera de aprobar la asignatura pendiente y evitar enfermar del terrible virus del SARS-COV 2.
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