Manuel Muñoz Cedeño. Violinista, compositor y director de orquesta. Considerado uno de los más destacados músicos cubanos del siglo XIX. Constituyó la primera orquesta de Bayamo, su pueblo natal.
Nació el 1ro de enero de 1813, en una modesta casa colonial ubicada en la calle Mercaderes, hoy Maceo, en Bayamo, en el lugar que ocupa el Museo Provincial de esta ciudad; lindante con la mansión donde nacieron dos eminentes cubanos, Carlos Manuel de Céspedes y Tristán de Jesús Medina.
Sus padres se nombraron Calixto Muñoz y Francisca Antonia Cedeño, familias de mucha reputación y respeto en aquel entonces. Desde joven se inclina con mucho amor por la música, también aprende otros oficios como los de albañil y maestro de obras.
Actividad musical
Su gran interés por la música lo llevó a tocar varios instrumentos: flauta, piano, guitarra, violín, violoncelo, convirtiéndose en un notable compositor. Fue maestro de capilla de la Iglesia San Salvador de Bayamo y fundó una orquesta de música culta, sacra y popular que se convirtió en la más importante de la ciudad natal.
Dirigió su orquesta para que el 11 de junio de 1868, tocara por vez primera en el Te Deum y Procesión del Corpus Christi y en presencia de las autoridades españolas, la marcha subversiva de Perucho Figueredo: La Bayamesa. Después fue cantada el 20 de octubre al ser tomada la ciudad de Bayamo por los independentistas, y llegó a ser el Himno Nacional Cubano.
La orquesta que interpretó esta marcha primigenia estuvo compuesta por:
- Manuel Muñoz Cedeño, violín y director.
- Pedro Muñoz Jerez, violín.
- Juan Ramírez, violín.
- Manuel Muñoz Jerez, clarinete.
- Joaquín Fonseca, clarinete.
- Jesús Hechavarría, clarinete.
- José Caridad Cedeño, cornetín.
- Miguel Aguilera, cornetín.
- Juan Aguilera, trombón.
- Francisco Cedeño, bombardino.
- Francisco María Tamayo, figle.
- José Manuel Aguilera, contrabajo.
Muñoz Cedeño no solamente dirigió esta primera presentación de la marcha, sino guió a las cantoras del Himno Nacional el 8 de noviembre de 1868 durante su primera ejecución vocal. El glorioso coro estuvo integrado por las féminas Candelaria Figueredo, Elisa Figueredo, Adriana del Castillo y Vázquez, Ana, Isabel e Inés Jerez, Catalina García, Ana Rodríguez, Ana Estrada, Caridad González, Amelia Montero y Victoria Rodríguez.
Entre sus obras figuran: Tema con variaciones, para clarinete; Homenaje, marcha fúnebre; Ave María y las canciones Elvira, A la luna, Hermosa rubia, entre otras.
Otras actividades importantes
Al ser tomada la ciudad de Bayamo por los independentistas, fue designado Regidor del Primer Ayuntamiento Libre de Cuba.
Más adelante, ya la ciudad en poder de los colonialistas españoles, fue detenido y juzgado; aunque se le pidió pena de muerte por fusilamiento, la defensa consiguió milagrosamente que fuera absuelto, y el músico volvió a su orquesta, con la cual amenizó celebraciones diversas en la ciudad.
Este hombre no sólo tuvo el mérito de ser el orquestador de la marcha patriótica; también la labor que desarrolló a favor de la ciudad merece un reconocimiento que rebase su obra magna. Durante toda su vida también ejerció como maestro de obras y estuvo al frente de la reconstrucción que se efectuó al Cementerio San Juan durante la primera mitad del siglo XIX; después de la quema de Bayamo tuvo un protagonismo en la preservación de lugares vinculados a figuras y hechos relacionados con la revolución de 1868, porque él era quien dictaminaba que se podía o no demoler y efectuar otra construcción. No pocos enfrentamientos debió tener con las autoridades españolas por esta actitud.
Muerte
Muere el 14 de diciembre de 1895, en la misma casa que lo viera nacer. A su fallecimiento, la agrupación continuó dirigida por su hijo Joaquín Muñoz.
Hoy sus restos deben reposar bajo el hormigón y asfalto que cubre lo que fue el campo santo de San Juan. Nadie se interesó, durante la república mediatizada - período en el cual fue demolido este depósito de cadáveres y muchos restos óseos fueron trasladados hacia la Necrópolis - por construirle un panteón a la altura de su dignidad y de los aportes que había efectuado a la cultura cubana.
Hoy solo queda una tarja en el lugar donde desarrolló su vida, en el espacio que ocupa el Museo Provincial, para recordar que esta ilustre personalidad es hijo de Bayamo. Este museo de la ciudad de Bayamo lleva el nombre del insigne patriota.